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HOJAS

Memoria Pasada por Agua

Pantalones colgados de cabeza. Escurriéndoles el agua a 26C.

Ojos de mayo pasados por agua.

Nuestro círculo- implosión en dos cuerpos -siempre será inquebrantable,

como símbolo al menos estará protegido,

poesía y abstracción siempre nacida en pasado.

Que fácil!

 

Niebla.

Cielos rojos.

El panorama cuando salgo del trabajo.

Lo feo de crecer es que las horas dejan de ser “tarde” o “temprano”,

y se convierten en las del exacto y constante apuro, producción de minutos-mercancía absurda,

de cualquier naturaleza.

Eso de crecer es terrible cuando la consciencia del tiempo se topa la urgencia de dios,

en un rincón del cerebro producida, quiera dios!

 

Las ausencias se van contando una tras otra,

Imposible no preguntar:

¿Cuánta melancolía es suficiente?

Y ya no crujan vespertinas estas paredes.

¿Cuánta melancolía es suficiente?

Y ya no me pregunten si me acuerdo.

Y ya no me pregunte si se acuerdan.

 

 

Y aunque el tiempo en mi casa parezca inmóvil,

envejecen los espejos y las celosías quebradas.

Los retrasos se han acumulado hacia adelante,

y lo amado a la mitad-ya muerto- no vibra como tal,

es tiempo de robarle al vacío su herida previa,

pues debería ser trampa su omnipotencia frente a la memoria.

 

Y aunque quisiera terminar optimista, ay,

si estas líneas pudieran ser otras,

pero esta fatalidad circular de mis pupilas

no se contradice aún con sus relojes.

 

Mayo-julio 2013.

 

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