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HOJAS

Domingo

Vivo en el país detenido
donde todos los días
son domingo
y la voz un largo
silencio.

Los brazos se nos caen
como derribados por
vientos con sabor a
hierro.

Estática presencia de un
infinito dolor que no esta, pero
que toca la puerta
siempre a las 4:30.

Si yo pudiera abrir la ventana
e ignorar el aire frio,
darle pan a un perro flaco,
olvidarla, dormir como
ha dormido
la gente alegre
en casa siempre
domingo y domingo.
Despertar el día segundo
saludar el desayuno
y ser como lo que pintan
dentro de los margenes del
mundo.
Pero en este país nunca anochece
ni tampoco llega la hora del
amor.
Hay entonces que seguir el ritmo
2-4-6
2-4-6
y así hasta que no halla café
y le toque a alguien ir a la pulpería.

9-oct-11

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