Entera
La lluvia es el manto de la soledad,
inmensa y espesa, cae, cual silencio ensordecedor.
Llenándose el jardín de barro, pues ha llovido tanto
que la tierra no aguanta más, y lagos café oscuro
se hacen hondos al pasar las horas.
Mojándose las lágrimas en aquel pasado que no olvidas,
escondida y en silencio sollozas, niña,
no importa cuanto tiempo pase en tu rostro, niña.
Ha llovido tanto que no hay manera de absorber,
en la cara, o en la tierra, el agua empieza a florecer.
Flores tristes, en tu cara de niña, más no te quiero por tu dolor.
Te quiero entera, y la lluvia en tus ojos de océano
es lo mismo, es tu ciclo. Más no te quiero por tu dolor.
Estoy sola, y no le abro la puerta a las nubes.
Estoy sola, pero no te quiero por eso.
Me he sentado en las calles en tardes como ésta,
y he llorado los ríos que hoy caen del cielo,
me he abierto las piernas mordiendo en silencio
los miedos, las quejas, el manto, sin un beso …
Y como yo…porque en este país siempre llueve,
estás sentada calentándote con este manto inmenso,
talvés bebiendo nubes o nadando en neblina,
pero, debés saber, que no te quiero por eso.
¿Y porqué lo hago, así, tranquila y sola,
escuchando los charcos al nacer, la promesa
de pasto verde palpitando en un susurro terrestre,
tranquila y sola, esperándote de alguna forma…?
Te quiero entera, por lo que sos y no en potencia,
por lo que no debería querer y lo que quiero como todos,
por lo que pensás y aún no sé,
y lo que sé que pensás y no decís…entera…
8 de junio, 08, 5.31 pm
0 comentarios