Escondites de luz y de sombra...
Las que no toco
{Te escribo a ti que no eres nadie.
del Misterio del día a día.
te escribo aunque no debería
y sólo el mirarte se hace hoy agonía…}
Aquellas gentes que no toco,
Cuyos ojos aún rehuyen mi mirada.
Aquellas lejanas sorpresas que esperan sin esperar.
Aquellos seres que no conozco
Porque siempre se me escapan
Ay! podría tragarme todas
las palabras tristes del mundo,
y vivir entre sus cejas
que de cuando en cuando se inclinan
al cielo.
Porque al fin y al cabo
es ella de esas gentes
que aún no toco y aún no huelo
más fui yo quien dibujó la
constelación de sus lunares..
Le escribo aunque sus ojos
Nunca lleguen a pasar por acá.
Para aquellas gentes que se han ido y para las que no han llegado…y no llegarán.
Aguamarina en su hoja de eucalipto.
En sus labios de hoja partida
de sol y de humedad
nace y muere abertura
en función de mi movimiento.
Sales aguamarina de la hoja,
de mis sales en la hoja,
poderosa idea que me danza
en todo el cuerpo.
Sus labios
mi intertexto.
Y de una batalla no se trata
diría más bien es un acuerdo,
cuando todas las hojas caen al mismo tiempo,
sus hojas en la tenue tierra…
Sales aguamarina en mi hoja.
Absorbe, y suda como exhalando
las mismas aguas que bebió.
Hoja partida…y en su sal
y movimiento irregular
mimetiza las huidas que le brotan.
Reflexión en alta mar
[Las lágrimas y el pan
se van, se van
y alguien te querrá
quizás aún más,
en cambio yo te digo adiós
en voz muy baja…]
Y enamorarme…no me dejas.
He perdido mi ancla
en las vastedades de tu acuario
y entre la libertad y la agorafobia
nado, confusa…otra vez la sirena…
En tu cavidad, que sabe lejana
hundo estas algas en vano
más el vaivén de la marea
encanta a mis sentidos.
Domida…esperas.
Quien diría que yo en estas
noches hago más caudaloso
al eterno salino?
Dormida…ignoras.
No me dejas/ Tirar mi corazón al abismo
Donde yace tu construcción.
No me dejas!
practicar mi verbo imperfecto
en la imperfección de tu vida.
No me dejas
Descubrir tus verdades
Y adoptarlas como mías.
¡No me dejes!
Conducirme a la inmolación (otra vez)
¡Dejame!
Para esto es mi sangre
y mi suspiro…
La maleta de mi amigo
Tengo para custodiar sus recuerdos en una maleta,
su vida reducida a objetos inertes.
y donde está su corazón?
Si es eso lo que quiero que me deje.
Y puedo decir que lo amo,
si, lo amo.
No es estacional como el
bochorno en el verano
o que se quede en un poema
para siempre plasmado
-estático-
Y están sus cartas-la sombra del zar-
Y las poesías-de los días
De nuestra angustia-
Pero, dónde están los sentires,
Los vacíos en el cuerpo,
las lágrimas,
las risas,
los brindis,
los bailes,
los abrazos?
Eso no lo puedo guardar.
Guardamos objetos tratando de
Conservar los momentos…inútilmente.
Y puedo decir que lo extraño,
desde ya,
pues quien más cerca están
de mi escondite de niña ansiosa,
y aún no se ha ido,
lo extraño desde ya,
porque no sé que haré sin su risa,
sin sus brazos,
sin sus oídos,
sin su amistad en donde
tantas veces apoyé
a mi maltrecho corazón,
y donde apoyo hoy
gran parte de mi vida.
Amigo, deja tu amistad en la maleta.
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